Pino azul del Himalaya​ - Pinus wallichiana

El Pinus wallichiana, antiguamente denominado Pinus griffithii o Pinus excelsa, posee una majestuosa silueta llorona y agujas muy suaves al tacto de color gris verdoso a azul glauco. De crecimiento rápido y estatura media, forma rápidamente un espléndido ejemplar de 3 a 4 m en 10 años, dotado de una forma cónica relativamente densa. Con los años, sus ramas bajas se extienden horizontalmente en lugar de marchitarse, ofreciendo una silueta amplia, ligera y transparente. También es apreciado por la belleza de su follaje gris azulado, a veces tirando a verde claro, con agujas finas colgantes bajo su propio peso, de una longitud excepcional que alcanza los 15 a 20 cm, lo que da a las ramas un aspecto vaporoso muy romántico. Esta especie produce largos conos colgantes arqueados del tamaño de un plátano y resinosos, muy decorativos por su forma y su tono glauco pruinoso antes de teñirse de caramelo. Esta conífera merece un emplazamiento destacado en el jardín, como ejemplar aislado. Bastante poco exigente y frugal, prefiere el sol y suelos frescos drenados y resiste muy bien al frío (-28°C) y a la contaminación.

El Pinus wallichiana, antiguamente denominado Pinus griffithii o Pinus excelsa, posee una majestuosa silueta llorona y agujas muy suaves al tacto de color gris verdoso a azul glauco. De crecimiento rápido y estatura media, forma rápidamente un espléndido ejemplar de 3 a 4 m en 10 años, dotado de una forma cónica relativamente densa. Con los años, sus ramas bajas se extienden horizontalmente en lugar de marchitarse, ofreciendo una silueta amplia, ligera y transparente. También es apreciado por la belleza de su follaje gris azulado, a veces tirando a verde claro, con agujas finas colgantes bajo su propio peso, de una longitud excepcional que alcanza los 15 a 20 cm, lo que da a las ramas un aspecto vaporoso muy romántico. Esta especie produce largos conos colgantes arqueados del tamaño de un plátano y resinosos, muy decorativos por su forma y su tono glauco pruinoso antes de teñirse de caramelo. Esta conífera merece un emplazamiento destacado en el jardín, como ejemplar aislado. Bastante poco exigente y frugal, prefiere el sol y suelos frescos drenados y resiste muy bien al frío (-28°C) y a la contaminación.

El Pinus wallichiana, también llamado Pino azul del Himalaya, forma parte de los raros pinos con agujas agrupadas de cinco en cinco en cortas ramas -generalmente los pinos tienen dos agujas-, al igual que el pino de Weymouth (Pinus strobus) y el pino de Japón (Pinus parviflora). Esta conífera es una planta de la familia de las Pináceas originaria de los bosques del arco himalayo desde Afganistán hasta Birmania (Myanmar). Crece generalmente desde los valles hasta los 2700 m de altitud, solo o mezclado con otras coníferas como el cedro del Himalaya (Cedrus deodara) o el abeto del Himalaya oriental (Abies spectabilis). En su entorno natural, dotado de un suelo fresco y profundo, esta especie puede alcanzar los 45 o 50 m con un porte redondeado en la copa y ramas bajas que se inclinan hasta el suelo. El árbol posee una corteza gris, lisa, que se vuelve escamosa y de color marrón oscuro, mientras que las ramas robustas son de tono verde oliva. Las yemas cilíndricas son cónicas. Sus hojas están entre las más largas de los pinos, midiendo entre 10 y 20 cm de largo, lo que las hace totalmente colgantes a lo largo de la rama, a diferencia de las del Pinus strobus, que se levantan en la punta. Su tono varía del gris-verde al azul glauco. Los conos muy alargados, de 10-30 cm de largo, aparecen a menudo agrupados en la rama. Su tono verde blanquecino evoluciona hacia el marrón claro al madurar, mientras que las escamas se separan para liberar las semillas. Son pegajosos debido a la resina que los impregna.

La corona poco densa y las agujas flexibles que se balancean con el viento forman una cortina transparente y una sombra ligera apreciable en regiones lluviosas. El Pino azul del Himalaya tiene la ventaja de resistir bien a la contaminación urbana, ser resistente y mantener un tamaño modesto en cultivo, del orden de 20-25 m en la madurez. Por otro lado, no aprecia el calcio, ni la sequía y el calor. A veces se explota por su madera en Francia. La especie fue introducida en Francia en 1844 en el Jardin des Plantes de París, donde aún se puede admirar.

El Pino azul del Himalaya encuentra su lugar en parques pero también en jardines de tamaño medio de regiones suficientemente lluviosas como a lo largo del litoral atlántico o en media montaña, plantado aislado o en bosquete. También hace maravillas en un jardín japonés, y combina bien con grandes piedras, líneas geométricas de piscinas y obras de mampostería. Se puede asociar con gramíneas, muy complementarias, o con coníferas enanas de porte postrado (Juniperus horizontalis Blue Chip), globular (Picea abies Little Gem) o columnar (Juniperus communis 'Sentinel'). Las reales cualidades gráficas de las coníferas se imponen naturalmente en la concepción de un jardín contemporáneo, que prefiere la estética de las formas, siluetas y texturas al vaivén de las flores. Estas plantas de permanencia tranquilizadora estructuran duraderamente un macizo, marcan los caminos, bordean la terraza, sustituyendo fácilmente a la presencia fuerte del boj recortado o del acebo. Todo está en jugar con los volúmenes y los colores.