Achillea Credo - Milenrama

La Achillea 'Credo' es un híbrido vivácea que presenta una mata erguida de hojas persistentes finamente recortadas de color gris verdoso. En junio-julio, emite en tallos altos amplias umbelas aplanadas de flores luminosas que evolucionan del amarillo azufre al amarillo crema, manteniéndose decorativas mucho después de la temporada estival. Planta de platabanda por excelencia, esta aquilea acepta todos los suelos drenados, incluso secos y calcáreos en exposición soleada. Por su tendencia rizomatosa, también es interesante para formar céspedes alternativos. 

Esta variedad es resultado de un cruce entre la Achillea filipendulina y Achillea millefolium. Presenta una vegetación redondeada de porte erguido de 70 cm de altura y 50 cm de anchura. La inflorescencia es un corimbo ligeramente abombado. Las flores son en realidad capitula complejos, compuestos de diminutos corimbos globulares yuxtapuestos, dando al conjunto un aspecto grumoso. El follaje, similar a las hojas de helecho de A. filipendulina, es semiperenne, pubescente, aromático e intensamente recortado en finas tiras, de color verde algo grisáceo. Sus flores se pueden recolectar una vez bien coloreadas y aguantan maravillosamente en ramos frescos o secos. La aquilea 'Credo' ha heredado la tendencia rizomatosa de la aquilea milenrama y se extiende fácilmente como una planta cubresuelos. Una vivácea persistente muy versátil, encuentra su lugar en todos los macizos y platabandas, especialmente en jardines secos y soleados. Todas las aquileas poseen una excelente rusticidad.

La Aquilea 'Credo' se integrará bien en una pradera silvestre con ásteres, salvias y gramíneas como el Stipa tenuissima. Combina bien en macizos y platabandas con los colores del sol junto a chispas rojas y follajes púrpuras de heucheras y del árbol de las pelucas 'Lilla', pero también en un camafeo rosa-azul que encontramos en salvias, campanillas, geranios, rosales cubresuelos y delfinios vivaces. En suelo seco, acompañará a equináceas, mentas gatunas, verbena de la Patagonia, salvia arbustiva, Gaura, Caryopteris o incluso la artemisa blanca 'Valerie Finnis' y los grandes cardos. Una vez establecida, es una planta muy resistente a la sequía, lo que permite combinarla con lavandas, jaras y romeros en suelos pedregosos. Gráficamente, la horizontalidad de sus inflorescencias contrastará de forma armoniosa con plantas esbeltas como perovskias o las grandes flores en estrella de las hemerocallis.

Según Plinio, naturalista romano del siglo I d.C., su nombre proviene de Aquiles, héroe de la mitología griega, que la usó para curar heridas. Aquiles habría descubierto el poder cicatrizante de esta planta durante la guerra de Troya, al sanar una herida siguiendo el consejo de Venus.
De hecho, la planta tiene propiedades medicinales reconocidas: es hemostática, las hojas cicatrizantes y las flores tienen una acción estimulante, tónica y, en alta concentración, febrífuga. Se pueden usar sus brotes jóvenes en tortillas o ensaladas.