Hamamelis japonica Zuccariniana - Avellano mágico

El Hamamelis japonica 'Zuccariniana', también conocido como Avellano mágico, forma un pequeño árbol de porte inicialmente erguido, que se va ensanchando con la edad. Su floración ligeramente perfumada es de un tono amarillo primaveral con tintes marrones en la base. Aparece directamente en la corteza de las ramas en marzo-abril. También es notable por su follaje otoñal, que adquiere tonalidades suntuosas, desde naranja hasta amarillo y rojo. Este arbusto, de gran valor ornamental desde el otoño hasta principios de la primavera, crea hermosas escenas invernales y da vida al despertar primaveral del jardín con su colorido alegre.

El Hamamelis del Japón 'Zuccariniana' es originario, como su nombre indica, de Japón y es el origen de muchas variedades híbridas apreciadas en los jardines. Todas estas plantas pertenecen a la familia de las hamamelidáceas, que incluye Loropetalum, Liquidambar y el Árbol de hierro, que siempre lucen follajes otoñales fantásticos. 'Zuccariniana' forma lentamente un arbusto de porte ancho, compuesto por un tronco vertical que sostiene una corona de ramas erguidas y luego extendidas. Alcanzará en su madurez una altura de 3 a 4 m con la misma envergadura. Su follaje, caduco, está compuesto por hojas ovaladas, inicialmente de color verde amarillento con reflejos bronce en primavera, que se vuelven verde oscuro en verano y luego se tiñen en otoño de naranja cobrizo, rojo con zonas verdes o violáceas, llenando el jardín de tonos cálidos. Sus flores, ligeramente perfumadas, son una agradable sorpresa a finales del invierno y una bendición para las primeras abejas. Cada flor tiene cuatro pétalos largos y estrechos de color amarillo limón pálido, sostenidos en la base por pequeños sépalos curvados de color marrón oscuro. Abundan en las ramas desnudas durante los meses de marzo y abril.

El Hamamelis japonica 'Zuccariniana' prospera en suelos ricos en humus, ligeros, frescos y pobres en caliza. Una exposición a la media sombra es ideal. Se adapta perfectamente en el borde del sotobosque o bajo árboles grandes, pero también puede convertirse en un punto focal en un macizo adornado con Coralitos, Dafnes y Sarcococca. Su belleza se expresa plenamente en un macizo, acompañado de arbustos persistentes como un camelia de otoño o un Chimonanthus praecox. A los pies del Hamamelis, considera plantar brezos de invierno, una gramínea japonesa como el Hakonechloa macra, o Helleboros, creando así un contraste de texturas y colores y, por supuesto, una alfombra de bulbos de floración temprana, como los Campanillas de invierno y los eranthis.