Boj enano - Buxus sempervirens Arborescent

El Boj enano o Buxus sempervirens 'Arborescens' es el mejor cultivar para el arte topiario. Su crecimiento lento y su desarrollo erguido y denso se prestan perfectamente a la creación de diversas formas mediante la poda: en bola, pirámide o cono. Como otros bojes comunes, posee hojas medianas, de color verde oscuro brillante y verde claro mate en el revés, que persisten en el arbusto y estructuran el jardín durante todo el año. Resistente y tolerante a todo tipo de suelos y exposiciones, también soporta sequías pasajeras, caliza e incluso contaminación. Su facilidad de cultivo y sus dimensiones generosas lo convierten en la elección ideal para crear setos podados, incluso de gran tamaño, en jardines de estilo clásico.

El Buxus sempervirens 'Arborescens' se distingue por su porte más erecto y compacto que la especie tipo. El boj, representante célebre de la familia de las buxáceas, es el único arbusto de hoja perenne, junto con el Acebo y el Tejo, que crece de forma espontánea en la flora de nuestras regiones situadas al norte del Loira. Sus orígenes son inciertos, pero generalmente se acepta que provienen del sur de Europa, Asia Menor y el norte de África. Se encuentra en Portugal, el norte de España, Francia, Alemania, Inglaterra, el sur de Bélgica, Luxemburgo y Suiza. También en los Balcanes y Bulgaria. Como muestra esta amplia área de distribución, se trata de un arbusto muy ubicuo, capaz de adaptarse a todo tipo de suelo y clima.

El boj común 'Arborescens' es un arbusto de crecimiento lento con hojas medianas aromáticas (cuyo olor puede resultar desagradable), coriáceas, persistentes, generalmente de color verde oscuro. Al cabo de 10 años, alcanza solo 1,5 m de altura y 1 m de ancho. Es interesante destacar que su aspecto varía mucho según sus condiciones de vida. En lugares húmedos o sombreados, sus hojas serán de un verde más oscuro, más grandes, y la planta superará los 4-5 m en todas direcciones. En lugares más secos, incluso muy secos y soleados, sus hojas serán más claras, a veces casi amarillas, y su desarrollo más modesto. En otoño o invierno, a veces desde finales del verano en climas muy secos, el follaje puede adquirir interesantes tonos bronce o anaranjados. La floración, abundante, nectarífera y fragante, en racimos de pequeñas flores con pétalos verdosos y estambres amarillos, ocurre en abril-mayo. Cada racimo está compuesto por una flor femenina terminal y varias flores masculinas colgantes. Esta floración es seguida por la formación de pequeñas cápsulas gris-marrón, coriáceas, que contienen numerosas semillas maduras a finales del verano. Su olor atrae a las hormigas, que las dispersan, contribuyendo así a multiplicar la planta. Es común ver bojes de 50 años en jardines de casas familiares, y en jardines muy antiguos se encuentran ejemplares de más de 500 años.

El follaje muy denso del cultivar 'Arborescens' está compuesto por hojas medianas coriáceas de un verde brillante, más claras al brotar. Con un crecimiento realmente muy lento, este gran arbusto de porte naturalmente erecto y denso posee todas las demás características del tipo. Es perfecto para crear bordillos, verdaderas guirnaldas vegetales que realzan cada estructura del jardín y todas las plantas vecinas. Una poda anual en junio es suficiente, permitiendo la floración primaveral, fragante y agradable por su abundancia. El boj se usa a menudo en terrazas, en hermosos jarrones de cerámica o piedra, y en pequeños jardines por su alto valor decorativo durante todo el año, ocupando poco espacio. En pequeños jardínes amurallados, puede delimitar los cuadros de plantas aromáticas, las diferentes partes de un huerto, la zona reservada para flores de corte... En una zona algo salvaje del jardín, bajo grandes árboles por ejemplo, formará bonitos arbustos verdes todo el año, emergiendo de un tapiz de hiedra Algerian Bellecour.

Para crear un bordillo, calcula 5 macetas por metro lineal.

Un árbol de leyenda: el boj posee una madera de color amarillo limón, de grano muy fino, extraordinariamente dura. Es la madera más dura que se puede encontrar en el hemisferio norte. Se sitúa justo detrás del ébano, procedente de diferentes especies originarias de regiones tropicales del Viejo Mundo. Símbolo de inmortalidad, se ha utilizado desde la antigüedad por la calidad de su madera: griegos y romanos la empleaban para fabricar tablillas recubiertas de cera sobre las que escribían. Muy apreciada por torneros, grabadores y escultores, también se usaba para fabricar diversos instrumentos musicales, mangos de herramientas y para confeccionar el mazo de las logias masónicas, donde simbolizaba la firmeza y la perseverancia.