Asarum arifolium - Ásaro

El Asarum arifolium es una especie de jengibre salvaje poco común en nuestras regiones. Originario de los bosques del sureste de Estados Unidos, se distingue por su follaje en dos tonos de verde, jaspeado de plata, que puede recordar, salvando las distancias, al de algunos ciclámenes. El suyo es mucho más desarrollado, más alargado, y desprende al frotarlo un curioso aroma a anís. Bajo este amplio follaje aparece en primavera un nido de flores redondas y bicolor, de un púrpura casi negro con grandes manchas blancas. Sus hojas brillantes persisten en invierno y forman espléndidas plantas cubresuelos en sotobosque claro y en suelo fresco.

Llamado localmente Jengibre de hoja de flecha (Arrow-Leaf Ginger) debido al aroma anisado que se percibe al frotar sus hojas o al aplastar sus raíces, el Asarum arifolium es una especie norteamericana perteneciente a la familia de las Aristoloquiáceas, sin ningún parentesco con el jengibre. Mientras que sus primas las aristoloquias trepan por las ramas de los árboles en regiones tropicales o mediterráneas, el jengibre salvaje se extiende en la sombra del sotobosque, formando un tapiz de 20 cm de altura y expandiéndose lentamente gracias a sus raíces rizomatosas. Sus hojas persistentes miden hasta 15 cm de largo, tienen forma de corazón alargado y puntiagudo, y se disponen en matas cerca del suelo. Más o menos jaspeadas y manchadas de verde vivo, verde medio y plata, su epidermis recorrida por venas prominentes refleja magníficamente la luz. Entre marzo y mayo aparecen flores bastante grandes, en forma de campana erguida muy abierta, a ras de suelo, fascinantes pero un poco ocultas bajo las hojas. Tienen tres pétalos muy contrastados, de un púrpura casi negro, iluminados por una gran mancha basal blanca.

Con apenas 20 cm de altura, el Jengibre salvaje arifolium será una excelente planta cubresuelos en sotobosque fresco y en climas no demasiado fríos: es resistente en la zona 7. Apreciará las exposiciones sombreadas y los suelos húmicos frescos en verano, bien drenados, y se asociará a la perfección con otras viváceas de sombra, como las Sanguinaria, Achimenes, Syneilesis y Rohdea, o con helechos. Su follaje se mantendrá persistente hasta temperaturas relativamente bajas, especialmente bajo una gruesa capa de nieve. Puedes cultivarlo fácilmente en macetas para admirarlo de cerca y vigilar así los ataques de los gasterópodos.