Triosteum pinnatifidum

El Triosteum pinnatifidum es una especie botánica rara, originaria de China, original sin ser espectacular, y de cultivo fácil en situación sombreada. Forma inicialmente una bonita mata compacta de tallos que llevan grandes hojas muy recortadas de color verde oscuro, evocando a las de ciertos arces o incluso de ciertos robles. Sus pequeñas flores blancas dan paso en verano a grandes frutos blancos y peludos, agrupados en racimos curiosamente posicionados en el centro de las láminas foliares, en la unión del tallo con el pecíolo. Esta planta relacionada con los madreselvas es totalmente resistente y se desarrolla en bosques frescos o en parterres sombreados.

El Triosteum pinnatifidum es una planta de la familia de las caprifoliáceas originaria del noroeste de China. Esta planta vivaz produce a partir de la primavera tallos foliados que forman una mata densa y redondeada, alta y ancha de 60 cm. Sus grandes hojas verdes, de 15 a 20 cm de ancho, son globalmente redondeadas y lobuladas en 3 grandes lóbulos subdivididos en 5 lóbulos. Su follaje es calificado de pinnatifido, adjetivo que describe una hoja profundamente recortada a modo de peine. La floración, bastante discreta, tiene lugar en mayo-junio. Las flores de cinco pétalos aparecen en el extremo de los tallos, justo debajo de la última hoja. Son de color blanco verdoso y se organizan en racimos. Los frutos que les suceden, bastante decorativos, se asemejan a grandes perlas peludas, blancas o a veces rosadas. Esta fructificación se encuentra así posicionada en el centro de la hoja, lo que acentúa aún más el aspecto muy original de la planta.

Excelente planta de sombra fresca o incluso puntualmente seca, el Triosteum pinnatifidum se instala en bordes de bosques, bajo arbustos o en parterres sombreados. Se sentirá bien en compañía de hostas, lamios, heucheras, varas de plata y otras flores de los elfos. Original y raro, también puede embellecer un jardín exótico, o un jardín japonés, asociado con grandes helechos o con el Tetrapanax papyfera Rex. En realidad, es sobre todo una bonita curiosidad que los jardineros hastiados por "los clásicos" estarán encantados de acoger en sus parterres como un sujeto de colección.