Wisteria formosa - Glicinia

La Wisteria (x) formosa, llamada Glicinia de Formosa, es un híbrido excepcional por su vigor, y de una belleza superior a la de sus dos progenitores, la Glicinia y la Glicinia japonesa 'Alba'. Esta liana de temperamento desmesurado florece además a menudo desde su juventud, a diferencia de la mayoría de sus primas. A mediados de la primavera, sobre las ramas desnudas, brotan sus hermosos racimos en los que las flores en dos tonos de malva se abren todas al mismo tiempo, desprendiendo a su alrededor un delicioso aroma, dulce y suave. Ofrécele a esta exuberante Glicinia espacio y sol, así como un soporte resistente: un árbol viejo, una gran carpa de jardín o una larga valla en los límites del campo.

La Glicinia de Formosa es una selección hortícola que data de 1905, obtenida en Massachusetts (Estados Unidos). Proviene de la Wisteria floribunda 'Alba', originaria de Japón, y de su prima la W. sinensis, la vigorosa Glicinia. Todas estas plantas pertenecen a la familia de las fabáceas. Como sus antepasados, es una planta robusta, relativamente resistente al frío, poco exigente en cuanto al suelo (aunque teme el exceso de caliza activa), capaz de crecer en tierras pobres y secas en verano si son profundas. Su enraizamiento es profundo y extendido, y su follaje es caduco en invierno.

Sus tallos volubles alcanzan finalmente unos 12-13 m de longitud y se enroscan alrededor de los soportes espontáneamente, en el sentido de las agujas del reloj. El crecimiento de los nuevos retoños, sedosos, es muy rápido, del orden de 2 metros en el espacio de una temporada en suelo fresco. La floración tiene lugar más o menos al mismo tiempo que la de las Glicinias, en mayo, en plantas de 2 años o más. Se desarrolla en las ramas apenas foliadas situadas cerca de las ramas principales lignificadas. Toma la forma de racimos colgantes de flores de guisante con estandarte malva, alas y quillas violeta intenso, de 25 cm de largo, muy perfumadas. Se abren todas al mismo tiempo en el racimo. A las flores les siguen vainas colgantes, planas y verdes, abultadas en las semillas, que se vuelven marrones al madurar. Las hojas jóvenes de color bronce aparecen antes de la floración y luego adquieren un tono verde claro. Miden entre 20 y 30 cm de largo y están divididas en 13 a 15 folíolos ovalados, lo que confiere al follaje un aspecto ligero. Antes de caer en otoño, las hojas adquieren un hermoso tono dorado. Muy duradera, la Glicinia Formosa puede vivir mucho más de 50 años. Su floración es nectarífera y melífera.

La Glicinia de Formosa es una de las más grandes del género, será adecuada para un jardín grande, o requerirá podas repetidas para mantenerse en dimensiones más modestas. Esta reina del reino de las trepadoras se adaptará a todos nuestros climas, incluidos los cálidos y secos (las Glicinias son muy comunes en los antiguos jardines del sur), excepto los más fríos. Capaz de sublimar el más mínimo decorado, esta planta llena de vida es especialmente útil para vestir un gran muro o cubrir una larga malla antiestética. Se enrosca alrededor de una gran carpa de jardín sólidamente construida y trepa hasta la copa de los árboles si se le permite. Como tenderá a sofocar las plantas circundantes, prefiérele una situación solitaria, a pleno sol o a media sombra en climas cálidos. O bien combínala con madreselvas, clemátides, o rosales trepadores vigorosos.