Picea pungens Glauca Pendula - Pícea de Colorado

El  Picea pungens 'Glauca Pendula' es una forma enana y llorona del abeto azul. Desarrolla un porte retorcido con ramas colgantes a lo largo del tronco, formando eventualmente una silueta estrecha y columnar. De crecimiento medio, produce agujas de color azul grisáceo densamente implantadas alrededor de sus ramas. Su tamaño reducido y estrecho, sin necesidad de mantenimiento, lo destina a la plantación en rocalla o en macizo, o incluso en maceta en la terraza o frente a la casa. Se adapta en cualquier lugar, siempre que esté al sol, en un suelo drenado, incluso puntualmente seco y un poco calcáreo. 

Originario de la costa oeste de los Estados Unidos y de las Montañas Rocosas de América del Norte, hasta Canadá, el Picea pungens, también conocido como Pícea de Colorado o abeto azul, es un conífero persistente muy resistente perteneciente a la familia de las pináceas. En su entorno natural, crece lentamente, presenta un porte cónico elegante y muy regular, con ramas horizontales muy escalonadas. Este árbol puede alcanzar una altura de 25 a 40 m, tolera los suelos calcáreos y cierta sequía.
La variedad 'Glauca Pendula', derivada de esta especie, es una selección de semillas realizada por el vivero Koster & Co. de Boskoop, en los Países Bajos. Es una pequeña conífera caprichosa y encantadora,  de porte péndulo y estrecho. Alcanza 3 a 5 m de altura en su madurez, pero su crecimiento es lento. Produce ramas colgantes a lo largo del tronco, cubiertas de agujas muy cortas y punzantes, dispuestas en densos cepillos alrededor de las ramas. Su follaje es de un azul grisáceo bastante claro. Su corteza escamosa, gris púrpura, resulta bastante decorativa.

El abeto azul 'Glauca Pendula' se distingue por su silueta original y su desarrollo reducido que no requiere mantenimiento, lo que lo convierte en una  elección privilegiada para rocallas o pequeños macizos, o incluso aislado para resaltar su porte retorcido. Su capacidad para prosperar en maceta también le permite decorar una terraza. Este abeto se armoniza perfectamente con la presencia de lo mineral en el jardín. Puede ser acompañado de coníferas enanas de porte columnar o redondeado para reforzar el impacto visual por contraste. Esencial en la creación de jardines contemporáneos que valorizan la estética de las formas, siluetas y texturas en lugar de la diversidad de las floraciones. Las coníferas, por su constancia, estructuran un espacio de manera duradera, delimitan los caminos, bordean las terrazas y reemplazan ventajosamente a los bojes recortados o los acebos con su presencia marcada. Se asocian bien con plantas cubresuelos como las aubrietas, los cerastium, las salvias arbustivas y arbustos con flores, permitiendo un juego sutil de volúmenes y colores.