Euonymus americanus - Evónimo

El Euonymus americanus, el evónimo americano, es un arbusto caduco que se diferencia de nuestro bonete de cura por una silueta más amplia, unas ramas casi tan flexibles como las de una retama y hojas coriáceas más finas, que pueden recordar a las de algunos sauces. Merece ser descubierto y plantado por su magnífica fructificación, por los hermosos colores que adquiere su follaje desde finales del verano hasta el otoño, pero también por su facilidad de cultivo en todas las regiones. A la vez rústico e insólito, aporta sin duda un encanto increíble a la temporada tardía, ya sea en un macizo o en un seto libre.

El Euonymus americanus (sinónimo Euonymus americana) es originario de América del Norte, desde el estado de Nueva York hasta Texas y Ontario. Es un arbusto perfectamente resistente al frío (-30°C), bien adaptado a suelos con tendencia calcárea, cuyas necesidades de agua son bastante bajas. Como todos los evónimos, pertenece a la familia de las Celastráceas.

Su porte es arbustivo, ancho, redondeado a extendido, muy flexible. Su crecimiento es más o menos rápido según las condiciones de cultivo. Un ejemplar adulto alcanzará en promedio 1,80 m en todas direcciones. Sus ramas delgadas y verdes son estriadas y ligeramente colgantes. Portan un follaje caduco, que se desarrolla en primavera y cae en otoño. Las hojas, de 5 a 10 cm de largo, están dispuestas de forma opuesta en las ramas. Son estrechas, elípticas, con borde casi liso y de textura coriácea. Su color es un verde bastante claro hasta agosto. Comienzan a cambiar de color a finales de agosto o principios de septiembre, más rápidamente si el arbusto está expuesto al sol. Tonos de rojo a color de heces de vino invaden la lámina foliar, hasta que el follaje se vuelve amarillo y anaranjado a violáceo en octubre, antes de caer. La floración primaveral insignificante, compuesta por pequeñas flores blanquecino-verdosas, da paso a unos frutos muy originales, decorativos y de colores vivos. Son cápsulas con excrecencias verrugosas o espinosas que recuerdan un poco a madroños, de color rosa-rojo, generalmente esféricas, de 1,5 cm de diámetro, cuyos 4 a 5 lóbulos se abren para revelar semillas con arilo de un amarillo-anaranjado intenso. Son muy bellas pero también tóxicas para el ser humano. En cambio, estos frutos muy apetecibles son una fuente de alimento para aves como el petirrojo, hasta el invierno.

El Euonymus americanus es fácil de cultivar y crece en cualquier suelo correctamente mullido, en una exposición soleada que acentuará sus colores otoñales. Su follaje cambiante y su fructificación colorida lo convierten en un excelente candidato para setos libres, a los que aporta un toque fastuoso, ante el cual el jardinero se detendrá largamente. De tamaño medio, encuentra su lugar en un jardín de dimensiones modestas o en un terreno más amplio. Acompáñalo, por ejemplo, con berberis, madreselvas arbustivas (Lonicera tatarica o fragrantissima), acebo abigarrado, Cotinus o azaleas de China según la naturaleza de tu suelo. Para realzar sus magníficos colores otoñales, piensa también en los arbustos con follaje dorado (madreselva del Himalaya Golden Lanterns, Choisya Sundance...)