Saponaria officinalis - Saponaria

La Saponaria officinalis, conocida como Saponaria, hierba jabonera o hierba de jabón, es una vivácea muy resistente con un encanto anticuado, ideal para un jardín sin complicaciones. Florece durante mucho tiempo y de manera abundante en verano, adornada con flores encantadoras en su simplicidad, de color blanco-rosado o rosa pálido, ligeramente perfumadas. Forma una mata frondosa, incluso algo invasiva donde se siente a gusto, en suelo fresco. Su follaje es glabro y de un verde intenso. Es una planta quizás poco espectacular, pero realmente poco exigente, elegante, fácil de cultivar y de larga vida. Hará maravillas a pleno sol, en un jardín natural o en un macizo campestre.

La Saponaria officinalis es una planta herbácea vivácea de la familia de las cariofiláceas, originaria de Europa y Asia, antiguamente cultivada en los jardines mediterráneos. Es frecuente encontrar esta planta silvestre en el campo, a lo largo de los caminos y cerca de cursos de agua. La planta, provista de rizomas muy extendidos, forma matas sueltas que se expanden con el tiempo, especialmente en suelo rico y fresco. Esta planta alcanzará aproximadamente 60 cm de altura y un mínimo de 50 cm de anchura. Los tallos erectos y postrados llevan de julio a septiembre flores que recuerdan a las de los phlox, de color rosa claro, ligeramente perfumadas, y agrupadas en cimas densas por encima del follaje. Sus hojas opuestas en el tallo son ovaladas, de un verde intenso, puntiagudas y marcadas profundamente por 3 venas longitudinales.

La Saponaria hace su pequeño efecto cuando se planta en gran colonia en un jardín que deja espacio a la naturaleza, pero no se recomienda para espacios pequeños. Puedes asociarla con bonitas plantas silvestres como la Galega, la Campanilla piramidal, las gordolobos, las centaureas, la Artemisa blanca, los acianos, el hinojo o las echiums. También se sentirá a gusto en compañía de otras plantas que no se dejan dominar, como Persicaria, Ligularia, Salicaria, Veronicastrum... Ten en cuenta que la sombra la detiene tan seguramente como un herbicida.