Primula Guinevere

La Primula 'Guinevere' es una antigua variedad de primavera híbrida, toda en delicadeza y contraste, una verdadera maravilla en primavera. Despliega desde los primeros días hermosos tallos delgados que llevan racimos de flores simples y encantadoras, en un tono rosa lila bastante vivo con centro amarillo, tan frescas sobre un follaje oscuro y brillante, inicialmente teñido de bronce y púrpura, que se vuelve verde muy oscuro. Esta pequeña planta perenne tapizante es fácil de cultivar en suelo fresco, en bordillos, en rocallas húmedas y en zonas sombrías, plantada en un suelo humífero y fresco.

La Primula (x) margotae Guinevere ('Garryard Guinevere') es un logro hortícola de los años 1930, resultado del cruce de diversas primaveras de la sección juliae. Su antepasado, la Primula juliae, es una especie silvestre rizomatosa muy pequeña originaria del Cáucaso, caracterizada por una excelente rusticidad, un porte muy cuidado y un follaje oscuro y brillante. Las primaveras pertenecen a la familia de las primuláceas.

El hermoso follaje de 'Guinevere' se desarrolla en pequeñas rosetas en el suelo, emergiendo del rizoma subterráneo, para formar un tapiz que se extiende lentamente. Las hojas, generalmente persistentes, anchas, con aspecto arrugado y lustroso, son inicialmente verde bronce con reflejos purpúreos, luego verde muy oscuro. En mayo aparecen cortos tallos florales púrpuras, de 15 a 20 cm de altura, que llevan en racimos terminales flores con pétalos ligeramente dentados, de un rosa claro bastante vivo, resaltando maravillosamente sobre el follaje oscuro.

La primavera 'Guinevere' se sentirá especialmente cómoda en un suelo humífero, fresco pero drenado, condiciones que se encuentran en rocallas húmedas o enrocamientos que bordean una pequeña cascada. En bordillos de masivos o en jardineras en un balcón, esta planta se combina bien con sus compañeras de color rosa o blanco, con los hostas, nomeolvides, peonías o las grandes saxífragas. Las primaveras son perfectas en los bordillos, los masivos bajos bajo la cubierta de frondosos, en las rocallas y en los céspedes, entre las campanillas de invierno y las violetas.

Las primaveras de nuestros jardines son casi todas perennes, a veces anuales y raramente arbustivas. Su cultivo puede ser muy fácil o, por el contrario, muy difícil. A menudo el clima es un factor determinante para su supervivencia; algunas especies mueren si la temperatura estival es demasiado alta, otras si el invierno es muy húmedo, o muy frío, etc. Es un género complejo, que cultivamos desde hace 25 años, pero para comprender las formas de vida tan diferentes de todas las especies raras, hay que pasar mucho tiempo con ellas y saber que no perdonan ningún error. Las que están en este catálogo no ofrecen todas el mismo grado de dificultad, pero todas son cultivables por un aficionado cuidadoso. Algunas son fáciles de criar, otras menos... ¡a usted elegir aquellas que cree poder dominar su cultivo!