Dúo de Equináceas a precio económico

Este dúo de equináceas a un precio reducido permite florecer los macizos desde el verano hasta el otoño con plantas perennes fáciles y generosas. La Echinacea purpurea y su variante 'Alba', conocidas como equináceas purpúreas, destacan por su robustez y su floración prolongada, entre julio y octubre. La equinácea purpúrea luce flores de color rosa púrpura, mientras que su forma ‘Alba’ ilumina el jardín con flores blancas. Estas plantas perennes pueden alcanzar una altura de 80 cm a más de 1 m y encuentran su lugar en grandes macizos campestres. Resistentes hasta -20°C, se cultivan sin dificultad en muchas regiones.

El dúo se compone de:

1 x Echinacea purpurea: es la especie silvestre con flores de un rosa púrpura intenso y corazón anaranjado, y hojas verde oscuro. La floración suele extenderse de julio a septiembre y puede alcanzar una altura de 80 cm a 1,20 m según las condiciones de cultivo.

1 x Echinacea purpurea ‘Alba’: esta variedad se distingue por sus flores blancas y un gran corazón anaranjado. Florece al mismo tiempo que la Echinacea purpurea clásica, pero suele ser un poco más baja, alcanzando una altura máxima de 90 cm.

Estas equináceas aprecian una exposición a pleno sol o media sombra y un suelo bien drenado. Son perfectas para el diseño de macizos o grandes bordillos campestres. Idealmente, la Echinacea purpurea 'Alba', más pequeña, se colocará en la parte delantera del macizo, mientras que la Echinacea purpurea ocupará el fondo. Planta de 3 a 4 ejemplares por metro cuadrado y respeta una distancia de 40 a 60 cm entre cada planta.

Las Echinacea purpurea y E. purpurea 'Alba' de este dúo combinan armoniosamente con el Phlox paniculata 'David' de flores blancas, ofreciendo un interesante contraste visual. El Sedum 'Herbstfreude' de flores rosadas prolonga el atractivo del macizo en otoño. Para aportar ligereza a tu composición, la Eulalia sinensis 'Gracillimus', una gramínea de follaje fino, es una excelente opción. Todas estas plantas tienen necesidades similares en cuanto a suelo y exposición, lo que facilita su convivencia y reduce el mantenimiento del macizo al mínimo.