Schizachyrium scoparium

El Schizachyrium scoparium es una gramínea vivácea de nombre impronunciable, poco conocida y poco utilizada en nuestros jardines. Sin embargo, se trata de una de las más bellas, gracias a su follaje de colores cambiantes a lo largo de las estaciones. Esta planta forma una mata erguida, verde en primavera, que se tiñe progresivamente de azul en verano para luego encenderse en otoño, en tonos de fuego, naranjas y púrpuras. La floración muy tardía brota entre el follaje ya multicolor, en delicadas inflorescencias, tímidas al principio, que luego se revelan bajo la luz al secarse en un tono plateado. Esta especie botánica, completamente resistente, prospera en suelos drenados, incluso pobres, y a pleno sol, aportando un toque ligero y muy pintoresco a los macizos de arbustos y viváceas.

El Schizachyrium scoparium, antiguamente llamado Andropogon scoparius, es una planta de la familia de las poáceas, endémica de las altas llanuras de América del Norte, pero presente también desde Quebec hasta México. Vigorosa, acostumbrada a la dura competencia con otras plantas y bien adaptada a condiciones difíciles, soporta sin inmutarse el frío, la sequía y se adapta a suelos pobres. Forma una mata de 80 cm a 1 m de altura en flor, con 50 cm de ancho, que se extiende lentamente para formar un arbusto de tallos erguidos. Está compuesta por una roseta basal de hojas flexibles, lineales, y tallos erectos entre los cuales aparecen a finales de verano o en otoño inflorescencias tenues. Son racimos estrechos, de 3 a 15 cm de largo, con espiguillas afiladas, de color blanco que maduran en un tono cenizo a plateado. Hacia mediados de septiembre, toda la planta adquiere coloraciones rojo púrpura con reflejos violetas, cada vez más intensas hasta noviembre, para luego volverse marrón cobrizo. Esta coloración es aún más marcada en regiones con fuertes amplitudes térmicas en otoño.

El Schizachyrium scoparium presenta sobre muchas otras gramíneas la enorme ventaja de mantenerse bien erguido, sin desparramarse, por lo que sigue siendo decorativo hasta el corazón del invierno. Resiste a todo excepto a suelos pesados y encharcados, y, por ello, es muy útil en la ornamentación de jardines secos o en tierras ingratas, pobres o arenosas. Se asociará bien con hisopos, nepeta, salvia arbustiva y artemisa blanca. Para jugar con el contraste de formas, puedes combinarlo con verbascum híbridos o con malvarrosas. Es de lo más natural que esta maravilla haya encontrado su lugar en nuestros macizos, entre Deschampsia de un oro muy pálido en otoño.