Juniperus pfitzeriana Goldkissen - Enebro híbrido

El Juniperus pfitzeriana Goldkissen es un enebro cubresuelos luminoso, interesante por su porte a la vez bajo y ancho, y su follaje dorado decorativo durante todo el año, incluso en invierno. A estas cualidades ornamentales se suman una excelente resistencia al frío y una gran facilidad de cultivo en todo tipo de suelo drenado. Este conífero muy colorido es perfecto para colonizar un gran talud, o rellenar un macizo en un jardín pequeño. A veces produce bonitos frutos pequeños, primero rojo-púrpura y luego negro-azulado al alcanzar la madurez, apreciados por los pájaros.

También llamado Juniperus chinensis o Juniperis x media 'Goldkissen', este enebro forma parte de un grupo de híbridos bastante antiguos, procedentes principalmente del Juniperus chinensis, el enebro de China. Es un conífero muy resistente y muy ornamental que, como sus progenitores, pertenece a la familia de las cupresáceas.

'Goldkissen' forma al cabo de 10 años un arbusto de porte compacto y extendido, que mide 50 cm de altura y alcanza una envergadura de 2,50 m a 3 m. Crece lentamente cuando es joven, luego su crecimiento se acelera un poco con la edad. Sus ramas finas y flexibles, de aspecto plumoso, están cubiertas de hojas pequeñas muy apretadas, no punzantes, que desprenden al rozarlas un olor penetrante que puede resultar desagradable. Los brotes jóvenes de primavera son de un amarillo vivo, luego adquieren un tono amarillo más oscuro matizado de verde en verano, antes de tomar reflejos bronceados en invierno. Los frutos que se forman en los ejemplares femeninos son bayas que se llaman gálbulos; son de color negro azulado al alcanzar la madurez y ricos en principios terapéuticos. Los enebros tienen un sistema radicular superficial que los hace frágiles frente a vientos fuertes y difíciles de asociar con viváceas.

El enebro 'Goldkissen' es un pequeño conífero resistente y luminoso que ha demostrado su robustez en taludes y grandes rocallas, entre las rocas. Por su crecimiento moderado y su follaje más o menos dorado todo el año, quedará perfecto en bordes de césped, acompañado de coníferas enanas de porte cónico erguido o arbustivo (Chamaecyparis Nana Gracilis, Picea Glauca Globosa...). Las cualidades gráficas de los coníferos se imponen de forma natural en un jardín contemporáneo. Estas plantas de permanencia tranquilizadora estructuran duraderamente un macizo, marcan los caminos, bordean la terraza. Se asocian bien con gramíneas despeinadas de temperamento muy complementario. También se pueden combinar con brezos (Erica x darleyensis), lavandas o romeros. Lo importante es jugar con los volúmenes y los colores.