Indocalamus latifolius - Bambú

El Indocalamus latifolius, a veces llamado Arundinaria o Sasa latifolia, es un pequeño bambú con un porte particularmente denso. Forma naturalmente una bola y se viste de grandes hojas brillantes y de porte caído, extremadamente decorativas durante todo el año. Poco invasivo, muy ocultante, permite crear una elegante pantalla de privacidad casi sin mantenimiento en un jardín pequeño o en una terraza. También puedes destacarlo en una mata aislada, al borde de un camino y, por supuesto, en un jardín japonés. Perfectamente resistente al frío, requiere sin embargo una situación protegida y semisombreada, ya que su hermoso follaje teme los vientos secos y fríos y el mordisco del sol.

El Indocalamus latifolius es una planta de la familia de las poáceas, se trata de una especie de gramínea gigante con tallos leñosos. Esta especie botánica es originaria del norte y este de China. Está bien adaptado a nuestros climas templados, su rusticidad es del orden de -18°C. Sus rizomas son poco invasivos en suelo fresco a húmedo, pero más en suelo seco. Se desarrollan entonces en grandes líneas rectas y a poca profundidad, lo que permite arrancarlos o cortarlos desde su aparición cerca del pie madre. Esta operación favorece el desarrollo de jóvenes cañas a nivel del tocón principal, contribuyendo así a mantener una mata muy densa y vigorosa. Este bambú posee un crecimiento rápido y muestra un porte en bola muy tupido y muy ornamental desde su más temprana edad. Desarrolla cañas o pajas finas, de 5 a 8 mm de diámetro, alcanzando hasta 3 m de altura en promedio, a veces más según el modo de cultivo: una planta en maceta se desarrollará menos que otra en terreno abierto. Las cañas son verdes, completamente ocultadas por un follaje perenne abundante y espectacular. Está compuesto de largas y anchas hojas de porte caído que miden hasta 30 cm de longitud. Su color es un hermoso verde vivo, con acabado lustrado.

El Indocalamus latifolius destaca en un jardín japonés, en particular en el ambiente fresco y sombreado de un sotobosque, en compañía de arces japoneses o azaleas japonesas, por ejemplo. Permite crear una pantalla de verdor a la vez elegante y muy ocultante, tanto en terreno abierto como en macetas. Está perfectamente adaptado a jardines zen, exóticos o de estilo contemporáneo. Evita plantarlo al sol abrasador, en suelo seco y en situaciones ventosas. Destácalo en una mata aislada al borde de un camino o en el centro de un macizo donde desempeñará con brillantez su papel de planta centinela. Se integra bastante fácilmente en el jardín, asociándose con el bambú sagrado, evónimo, Pinus mugo enano, Loropetalum o los Sarcococca. Se adapta bastante bien al cultivo en invernadero no o poco calefaccionado, siempre que disponga de luz y una atmósfera no demasiado seca.