Symphoricarpos orbiculatus - Baya de coral

El Symphoricarpos orbiculatus, apodado Coralberry por los angloparlantes, es una symphorina norteamericana extremadamente robusta que crece de forma espontánea en los sotobosques de roble, los matorrales y en las riberas de los ríos donde se extiende en grandes colonias. Es en otoño e invierno cuando se destaca este arbusto cuyas ramas están cubiertas de bayas que van del rosa coral al rosa púrpura, agrupadas en racimos pequeños. Poco difundida en cultivo, esta especie botánica que crece incluso a la sombra constituye una excelente planta para seto libre o paisaje de boscaje o para jardín boscoso.

El Symphoricarpos orbiculatus pertenece a la familia de las caprifoliáceas, al igual que los chèvrefeuilles. Esta especie es originaria del este y centro de los EE.UU. así como del centro de Canadá y del noreste de México. La planta prospera en suelos cercanos a la neutralidad (ligeramente ácidos a ligeramente calcáreos), ya sean arcillosos y muy húmedos o, por el contrario, bastante secos en verano.

Se trata de un arbusto caduco de porte muy arbustivo, erecto pero flexible, denso, capaz de propagarse por acodo espontáneo, con ramas que enraízan a nivel de los nudos cuando entran en contacto con el suelo. Su crecimiento es medianamente rápido, la planta alcanzará en madurez aproximadamente 1,80 m de altura por 1,50 m de anchura. El follaje es tardíamente caduco, a menudo se vuelve púrpura violáceo en otoño antes de caer. Se compone de hojas pequeñas ovaladas-redondeadas, de color verde oscuro en la cara superior, pero de un verde más claro en la cara inferior. La floración ocurre en la segunda mitad del verano, en agosto-septiembre, en forma de flores pequeñas en forma de embudo que aparecen en las axilas foliares, de color blanco verdoso teñido de rosa. Tras la polinización por insectos, dan lugar a numerosas bayas pequeñas de 6 mm de diámetro, de un rosa púrpura intenso en madurez, muy decorativas.

Las symphorinas son conocidas por su robustez y sus hermosas fructificaciones invernales. Esta será apreciada por su facilidad de cultivo a la sombra, su carácter campestre y su fructificación muy colorida. Se integra fácilmente en un seto libre o en un gran macizo de arbustos sin pretensiones, en un jardín que deja espacio a la naturaleza. Muchos otros arbustos caducos o persistentes, con flores o bayas, la acompañarán: espireas, cornejos, viburnos, lilas, chèvrefeuilles arbustivos, cotoneaster, eleagnos, rosales botánicos, evónimos, guindas y manzanos ornamentales, espinos albares, Berberis...