Chimonanthus praecox Grandiflorus - Macasar

El Chimonanthus praecox Grandiflorus, llamado por los ingleses "wintersweet" -literalmente "dulzura de invierno"- es una hermosa forma de Chimonanthe odorant, un bello arbusto apreciado por su floración invernal extremadamente perfumada. 'Grandiflorus', como su nombre lo indica, está dotado de flores más grandes y coloridas, similares a pequeñas ranúnculos cerosos colgantes, de un amarillo brillante con revés rojo oscuro, pero también de hojas más largas. De crecimiento bastante lento, es un poco friolero, busca el sol y requiere un suelo fresco, húmico y ligero para prosperar. Se puede ubicar contra un muro al sur, anidado en el corazón de un seto florido, o en un gran contenedor en la terraza.

El chimonanthe precoz es un arbusto caduco de la familia de las calycanthaceae, originario de las zonas de media montaña de China y Corea, donde crece entre 500 y 1100 m de altitud. Su preferencia va hacia los climas oceánicos, suaves y húmedos, que le permiten florecer de noviembre a marzo en las ramas desnudas. La forma 'Grandiflorus', premiada por la R.H.S, es en realidad una mutación de esta especie botánica, introducida antes de 1920 en Europa. Forma un bosquecillo de tallos rígidos y angulosos, de 1.50 m a 2.50 m de altura y de 1 a 2 m de envergadura. Su floración ocurre entre noviembre y marzo, dependiendo de la suavidad del clima. Sus flores colgantes, de 3 a 4 cm de ancho, de un amarillo intenso con centro y revés rojo, exhalan un perfume ligero que recuerda al del jacinto de los floristas. Son seguidas por la formación de frutos marrones, en forma de urnas, que contienen semillas móviles. El follaje está compuesto por grandes hojas de forma lanceolada, brillantes, de hasta 15 cm de largo.

Instala el Chimonanthe a grandes flores aislado, al fondo de un macizo, acompañado de Dafnes, Sarcococas o Camelias. Su crecimiento bastante lento permite cultivarlo en un gran contenedor, cerca de la casa, para disfrutar de su encanto único en la mala estación. Las ramas floridas hacen hermosos ramos de invierno, en compañía de avellanos mágicos, forsitias o guindas de Japón cuyas ramas se pueden forzar en un jarrón.