Erica terminalis - Brezo de turbera

La Erica terminalis es una especie originaria de Córcega y del entorno mediterráneo donde crece de forma espontánea en barrancos frescos junto con Alnus viridis y A. suavelons. Es una de las brezas más resistentes y que mejor tolera el calcio. Prospera en terrenos drenados y secos, al sol o a media sombra. Forma un arbusto densamente ramificado con un porte erguido y redondeado, cuyas ramas se cubren de pequeñas hojas lineales, verde oscuro brillante, agrupadas en verticilos densos de 3 o 6 y que persisten todo el año. De julio a agosto, produce cimas terminales de flores en forma de campanillas de 8 mm, de color rosa pálido a rosa malva, perfumadas y extremadamente melíferas. Las flores luego viran a un intenso tono naranja cobrizo, manteniéndose decorativas hasta el invierno. De crecimiento medio, alcanza 1,2 m de altura y 1 m de ancho. 

Resistente hasta -20°C, poco exigente en cuanto a la naturaleza del suelo siempre que sea seco y drenado, es un pequeño arbusto robusto, ideal para el diseño de jardines costeros, mediterráneos y jardines secos de estilo natural. Su porte denso y su tamaño permiten utilizarlo para formar setos libres, bajos, persistentes o para aportar color a espacios más salvajes como taludes y rocallas. Esta gran breza podrá asociarse con especies y variedades más bajas que florecen en la misma época en colores variados: Erica carnea o darleyensis ofrecen flores que van desde el blanco puro hasta el púrpura-violáceo, pasando por todos los tonos de rosa y rojo en invierno y primavera. También podrás combinarla con verónicas arbustivas (Hebe Verónica), Pittosporum de pequeño tamaño (Pittosporum tenuifolium Tom Tumb), un Viburnum fragrans, acebos azules, o incluso un Chimonanthus praecox. En un jardín de espíritu naturalista, esta breza puede formar, en grupos de 3 a 5 ejemplares, un decorado extremadamente romántico en una época en la que las flores son escasas.