Dryas suendermannii

El Dryas (x) suendermannii, conocido también como Dríada, es un subarbusto persistente de porte tapisante que, a finales de primavera, se cubre de pequeñas flores blanco crema. Un magnífico cubresuelos para zonas áridas y pedregosas, perfecto para rocallas.

Originario del Hemisferio Norte y perteneciente a la familia de las Rosáceas, esta encantadora planta alpina es un cruce entre dos especies: Dryas octopelata y Dryas drummondii. Forma un tapiz persistente con una altura media de 10 cm y se extiende hasta 1 metro cuadrado. Su follaje está compuesto por hojas pequeñas que recuerdan a las del roble, de un verde medio que a menudo se torna bronceado durante el invierno.

De mayo a junio, el Dryas suendermannii se cubre de yemas amarillas pálidas que se abren en flores blancas crema con estambres amarillos. En julio, llega el momento de la fructificación, igualmente muy interesante: adopta la forma de pequeñas acederas comunes plumosas, similares a las de las clemátides silvestres.

Si los botánicos la califican de orófila, es porque está especialmente adaptada a la montaña. En efecto, esta pequeña diosa (en la mitología griega y romana, la Dríada es la ninfa protectora de los árboles y los bosques) aprecia los suelos pobres, secos, pedregosos y drenantes. Es una planta muy resistente, al menos hasta -15 °C. Solo teme la humedad invernal.

En el jardín, la plantarás al sol, en un espacio cercano a su biotopo original, idealmente en una rocalla donde acompañará a otras plantas alpinas como las Saxífragas, los Sempervivums o los Geranios de Rocalla.