Thuja orientalis Pyramidalis Aurea - Tuya oriental

El Thuja orientalis Pyramidalis 'Aurea' es una variedad de Tuya oriental interesante por su porte piramidal estrecho y regular, su desarrollo moderado y su follaje perenne de color cambiante: amarillo claro a dorado en primavera y otoño, más verde en verano, adquiere bonitos tonos anaranjados a cobrizos en invierno, animando el jardín con un cálido tono en una época del año en la que las flores escasean. De tamaño medio, este conífero encuentra su lugar en jardines de cualquier tamaño. Se planta aislado, en macizo o en un seto.

El Thuja orientalis, la Tuya de China o Tuya oriental, a veces recibe el nombre de Árbol de la vida, debido a su longevidad y resistencia. Es un conífero persistente de la familia de las cupresáceas originario de China, pero presente de forma natural desde Irán hasta Japón. En la naturaleza, alcanza de 12 a 20 m de altura, adoptando un bello porte piramidal, ramificaciones extendidas y ramas ascendentes que parten desde la base del tronco. Su follaje, que persiste en invierno, es agradablemente aromático. Es una especie perfectamente resistente, muy bien adaptada a climas templados y suelos bastante pobres, incluso secos. Como tolera bien la poda, este conífero se usa a menudo en setos. Su madera aromática se utiliza en construcción y como incienso en templos budistas.

La variedad 'Pyramidalis Aurea' se distingue por su tamaño reducido, su porte más estrecho y el bello colorido de su follaje. Su crecimiento es lento, por lo que no superará los 5 a 6 m de altura y 2 m de envergadura en su madurez, tras muchos años. Este conífero revela un follaje aromático al frotarlo, formado por ramas aplanadas dispuestas en planos y cubiertas de diminutas hojas en forma de escama de 3 mm de largo. Anidadas entre sí, las hojas confieren a los ramitos un aspecto plano. Cambian de color a lo largo del año. Los conos, verdes y luego gris-marrones al madurar, de 1.5 a 2.5 cm de largo, están formados por 4 o 5 escamas.

La tuya oriental 'Pyramidalis Aurea' encontrará su lugar aislada en un jardín pequeño, en un gran macizo o agrupada en una pequeña pantalla libre, o plantada en grupos de tres ejemplares cerca de una entrada. Combina bien con arbustos de aspecto más desordenado, grandes piedras, líneas geométricas de piscinas o viviendas y obras de mampostería. Puedes asociarla con gramíneas, muy complementarias, o con coníferos enanos de porte postrado (Juniperus horizontalis Blue Chip), globular (Picea abies Little Gem). Las cualidades gráficas de los coníferos destacan naturalmente en un jardín contemporáneo, que prefiere la estética de siluetas y texturas a la fantasía de las flores. Estas plantas de permanente presencia estructuran duraderamente un macizo, marcan los caminos, bordean la terraza, sustituyendo fácilmente la fuerte presencia del boj podado o del acebo. Lo importante es jugar con volúmenes y colores.