Picea abies Jalako Gold - Pícea común

El Picea abies Jalako Gold es una variedad de pícea común de pequeño tamaño y crecimiento lento, interesante por su porte redondeado muy compacto y sus brotes jóvenes de un amarillo crema que contrastan agradablemente con el follaje más maduro. Original, aportará un toque muy personal a un jardín pequeño, plantado aislado, y animará una rocalla o una maceta en la terraza. Este conífero es fácil de cultivar en suelo ordinario, drenado, al sol o a media sombra.

El Picea abies, también llamado Abeto de Noruega o Pícea común, es un conífero persistente perteneciente a la familia de las pináceas, originario del norte de Europa, más concretamente de Escandinavia. En su entorno natural, presenta un porte típicamente cónico y piramidal, y puede alcanzar los 30 m de altura, e incluso más en Europa del Este. Esta especie se utiliza tradicionalmente como árbol de Navidad en Europa. Aprecia los suelos drenados y frescos y no teme las temperaturas muy bajas.

La variedad 'Jalako Gold', derivada de esta especie, es una forma enana de porte redondeado muy denso. Forma a largo plazo un hermoso cojín de unos 80 cm en todas las direcciones en climas medios. Su crecimiento es lento. Desarrolla ramas cortas y rígidas, dispuestas en espiral sobre las ramas apretadas. Sus brotes jóvenes primaverales son de un amarillo muy pálido, luego su follaje se vuelve verde, siendo las agujas más maduras de color verde-gris-azulado. Sus hojas pequeñas perennes son agujas rígidas, muy punzantes, implantadas alrededor de las ramas, en forma de escobilla. El sistema radicular de las píceas es superficial y rastrero, lo que las hace difíciles de trasplantar cuando son adultas y particularmente sensibles al viento.

El abeto enano 'Jalako Gold' es una planta que destacará en un césped o en una rocalla. Como se adapta bien al cultivo en maceta, también podrá adornar la terraza. Esta variedad combina bien con piedras grandes, líneas geométricas y obras de mampostería. También puedes asociarlo con coníferas enanos de porte columnar, postrados o erguidos. Las cualidades gráficas de los coníferos se imponen naturalmente en los decorados contemporáneos, donde se juega con las formas, las siluetas y las texturas. Estas plantas estructuran duraderamente un macizo, marcan los caminos, bordean la terraza. Se asocian bien con plantas cubresuelos como las aubrietas, los cerastios, los brezos, así como con viváceas como los Ophiopogons y las Serpentinas. Lo importante es jugar con los volúmenes y los colores.