Philodendron verrucosum - Filodendro

El Philodendron verrucosum, o Philodendron velours, es una hermosa planta trepadora de interior. Su follaje es exuberante y su crecimiento es vigoroso. Sus grandes hojas acorazonadas, de un verde intenso con venas contrastadas, expresan todo el exotismo y la exuberancia de los bosques tropicales sudamericanos. Para cultivarlo con éxito, colócalo en un lugar luminoso sin sol directo y mantén una humedad ambiental elevada. Proporciónale un soporte como un tutor, para sostener su porte trepador. Con cuidados atentos, se convertirá en la pieza central de tu colección de plantas de interior.

El Philodendron verrucosum, perteneciente a la familia de las Aráceas, es una planta trepadora vivácea originaria de los bosques tropicales de América Central y del Sur, especialmente de Costa Rica, Panamá, Colombia, Ecuador y Perú. Sus hojas son grandes, cordiformes y presentan una textura aterciopelada. Su cara superior es de un verde intenso con venas verde claro, incluso blancas, mientras que el revés a veces está teñido de rojo ladrillo. Los peciolos, a menudo púrpuras y cubiertos de una pelusa blanca, sostienen estas hojas imponentes que pueden alcanzar hasta 30 cm de longitud en la madurez. La planta desarrolla también raíces aéreas que le permiten sujetarse a soportes. En interior, con un tutor adecuado, puede alcanzar una altura de 1 a 2 m, con una envergadura de unos 80 cm. Su crecimiento se considera rápido, especialmente en condiciones óptimas de humedad y luminosidad. La floración en interior es rara, pero en su medio natural, el Philodendron verrucosum produce espátulas verde oscuro que encierran un espádice verde claro o blanco. En interior, se recomienda colocarlo en un lugar con luz brillante, pero protegido del sol directo. La temperatura ideal se sitúa entre 20 y 25°C. Cabe destacar que el Philodendron verrucosum es tóxico en caso de ingestión.

El Philodendron verrucosum reinará en una habitación luminosa y húmeda como un baño con ventana o un salón bañado de luz. Con su follaje aterciopelado bastante extraordinario, se convierte en una auténtica pieza central cuando se coloca contra el tronco de una palmera o al pie de un tutor musgoso. Combínalo con macetas de cerámica texturizadas o accesorios en materiales naturales, como madera o ratán, para reforzar su aspecto exótico.