Eryngium giganteum - Cardo santo

El Eryngium giganteum, también llamado Eringio gigante, es un gran y magnífico eringio, que forma en el espacio de dos temporadas matas de follaje recortado, verde azulado, volviéndose más plateado en verano. Exhibe durante un largo período en verano unas magníficas inflorescencias gris-azuladas, en forma de cono, rodeadas de preciosas brácteas de un plateado claro y vivo, muy espinosas. Esta planta bianual generalmente muere después de la floración, pero se perpetúa muy fácilmente mediante siembra natural, en suelo ligero y profundo. Es perfecta en macizos campestres, magnífica en ramos frescos o secos.

El Eringio gigante es una planta de la familia de las apiáceas (umbelíferas), originaria del Cáucaso e Irán. Resistente hasta -20°C, este eringio desarrolla una roseta de hojas caducas, basales, cordiformes, verde medio, brillantes, veteadas de blanco, que adquieren con el calor un tono más grisáceo. En julio, inflorescencias gris azulado en madurez forman cilindros cónicos y espinosos de 8-10 cm de largo, acompañadas de brácteas recortadas, coriáceas, plateadas, de 10 cm de largo también, todo ello sobre tallos rígidos, con hojas más azuladas, y ramificadas en los extremos. Las flores secas se mantienen bien en ramos secos. Esta planta de corta vida, de comportamiento a menudo monocárpico, se resiembra fácilmente en suelos pedregosos y profundos.

El Eryngium giganteum se utiliza muy bien en rocallas, macizos o jardines silvestres en compañía de equináceas, lavandas, Dianthus, Lychnis coronaria, Papaver orientale, Perovskia y Stipa. Esta planta es bella en todas partes, sin eclipsar otras flores. Su crecimiento rápido es una bendición para jardines recién creados, o para ocupar espacios dejados libres por un invierno demasiado riguroso. Las flores cortadas semiabiertas son espléndidas en ramos secos, y permiten realizar maravillosos decorados de mesa en Navidad.