Arveja - Vicia sativa

La Arveja común o cultivada, en latín Vicia sativa, es una planta anual leguminosa cultivada como forraje a gran escala, pero también como abono verde entre dos cultivos hortícolas. Tiene la capacidad de fijar el nitrógeno atmosférico en sus raíces, permite aflojar la tierra, limita el crecimiento de malas hierbas y combate el fenómeno de compactación del suelo relacionado con las lluvias. Se siembra de marzo a junio o de julio a septiembre en una parcela libre del huerto o en el bancal. Se enterrará después de su destrucción, de mayo a agosto o de octubre a febrero según la fecha de siembra. Especialmente adaptada a suelos pobres y pesados, se recomienda evitar este abono verde antes de un cultivo de judía, guisante, cebolla, ajo o chalota.

La Arveja presenta tallos flexibles cuyas hojas pinnadas comprenden varios folíolos y terminan en un zarcillo. Este último le permite sujetarse fácilmente ya que la arveja tiene un porte trepador. De hecho, la Arveja a menudo se siembra en asociación con un cereal (centeno, por ejemplo), que le sirve de tutor. Sus flores en corola irregular de 5 pétalos son de color violáceo. Produce vainas alargadas cuyas semillas son ricas en proteínas. Gracias a su crecimiento vigoroso y a su cobertura importante, permite combatir eficazmente el desarrollo de malas hierbas. La Arveja es adecuada para suelos arcillosos, pero es poco resistente al frío.

Muy utilizados en huertos cultivados de forma ecológica, los abonos verdes como la arveja tienen numerosas ventajas. Nutren y sanan la tierra aportándole diferentes nutrientes y estimulando la vida microbiano del suelo. Sus raíces aflojan la tierra, la descompactan y la airean. Además, la presencia de una cubierta vegetal protege los suelos de la lixiviación del suelo (pérdida de nutrientes en suelo arenoso), de la compactación por lluvias (formación de una costra en suelo limoso) y de la erosión (debida al escurrimiento en caso de fuertes lluvias asociadas a un terreno en pendiente). Esta cubierta vegetal también permite limitar el crecimiento de malas hierbas evitando el desarrollo de hierbas indeseables. Por último, los abonos verdes suelen ser melíferos y permiten atraer a los polinizadores.

Los abonos verdes se siembran en parcelas no cultivadas o bien en parcelas intercaladas, entre los surcos de hortalizas. Se destruyen ya sea de forma natural por el frío, o mediante siega antes de la formación de las semillas. Una vez destruidos, pueden dejarse en el lugar como acolchado, o triturarse e incorporarse a las capas superficiales del suelo, o bien recogerse y añadirse al compost.