Chamaerops humilis - Palmito

El Chamaerops humilis, también llamado Palmera enana o Palmera mediterránea, es el único palmáceo originario de Europa, más concretamente de las costas mediterráneas, sobre suelo calizo y bastante seco. Posee un porte compacto, en mata, especialmente adaptado al cultivo en grandes contenedores así como a jardines donde el espacio es limitado. Desarrolla un tronco cubierto de fibras de donde emergen múltiples tallos que portan hojas rígidas dispuestas en abanico. Si no es el más espectacular de todos, esta pequeña palmera aportará un toque exótico al más mínimo rincón, siendo además una de las más fáciles de cultivar en nuestros climas no demasiado rigurosos. Es una planta resistente a la sequía y a los vientos salinos, que se adapta a suelos pobres, y se ubica en una exposición muy soleada.

Planta arbustiva de crecimiento lento de la familia de las arecáceas, muy apreciada como planta ornamental, el Chamaerops humilis es originario principalmente de las regiones mediterráneas. Se trata de la palmera con la distribución más septentrional: en Francia, se encuentra hasta Hyères en el Var, pero también en los departamentos del Aude y Alpes-Maritimes. Crece espontáneamente en hábitats secos, sobre suelos arenosos o rocosos, a orillas del mar pero también en altitud, soportando a veces nieve y temperaturas bastante frías en invierno. En la naturaleza, en suelos pobres, esta palmera suele carecer de tronco, casi raquítica. Pero en el suelo fértil de nuestros jardines, se convierte en un gigante, dotado de una vegetación exuberante. La planta, calificada de cespitosa, produce varios tallos en un mismo pie, formando un arbusto erecto de porte arqueado y abierto, muy compacto. Sus dimensiones adultas no superarán los 4 m de altura por 2m de envergadura, aún menos si se cultiva en macetas. Los 'troncos', marrones, de 25 cm de ancho en ejemplares adultos, están cubiertos de capas de fibras y cicatrices foliares. Las hojas (frondas), elegantes, muy divididas, están compuestas de pequeños segmentos estrechos, rígidos, delgados, de 45 cm de longitud, que irradian desde el pecíolo cubierto de numerosas espinas. Su color es verde brillante en el haz, pero blanquecinas en el envés. Esta planta es generalmente dioica (no siempre), es decir que los individuos masculinos y femeninos suelen ser distintos. Las flores, aromáticas, aparecen a finales de primavera, en forma de espádice, rodeado de una espata de 40 cm de largo, que encierra numerosas florecillas beige a amarillas, masculinas o femeninas. Los frutos, llamados drupas, de forma ovalada y color pardo-rojizo en madurez y de carne fibrosa, no son comestibles.

Esta palmera enana es, junto al Trachycarpus fortunei, una de las más fáciles de aclimatar en muchas de nuestras regiones. En terreno abierto, se colocará aislado, no lejos de una piscina por ejemplo, en compañía de bananeros, o de yucas, en un decorado de inspiración exótica. Pero esta variedad muy resistente a la sequía expresará todo su potencial en un jardín seco o en una gran rocalla. Un poco difícil de asociar por su fuerte personalidad, no obstante puede plantarse en grupos de 3 ejemplares y rodearlo de un tapiz de tomillos, de una siembra de Amapolas de California, o de un banco de Felicia. Un jardín contemporáneo lo adoptará sobre un mar de guijarros blancos. Constituirá un magnífico ejemplar en la terraza o balcón, plantado en un gran contenedor elegido con cuidado.