Cupressus sempervirens Garda - Ciprés común

El Cupressus sempervirens 'Garda', comúnmente llamado ciprés de Provenza o Ciprés de Florencia, fue seleccionado cerca del lago de Garda, en los Alpes italianos. Esta variedad presenta un porte esbelto, en columna estrecha pero bien densa, y un follaje espeso de color verde intenso. A diferencia del ciprés sempervirens clásico, produce pocos frutos, lo que le permite mantener una vegetación compacta y una silueta impecable con el tiempo. Este gran conífero es perfecto para marcar una entrada o estructurar un jardín. Se desarrolla bien al sol en cualquier suelo drenante, incluso pedregoso, pobre y seco en verano.

El Cupressus sempervirens es una especie de la familia de las cupresáceas. Se cree originario de Asia, pero está aclimatado desde hace mucho tiempo en las regiones mediterráneas, por su excelente adaptación a la sequía, al viento y a los suelos mediocres. En la naturaleza, se encuentra en bosques secos y claros, sobre suelos mayormente calcáreos, incluso rocosos. Próximo al Chamaecyparis, se diferencia por sus ramizas redondeadas, dispuestas en forma de escobillón alrededor del eje principal, y sus conos más grandes, con escamas leñosas. 'Garda' es una variedad reciente, perteneciente al grupo 'stricta', que agrupa plantas seleccionadas por su porte erecto y no horizontal.

'Garda' es una variedad alta y estrecha, que puede alcanzar 10 m de altura, pero cuya envergadura no superará los 1.50 m. A los 6 años, en buenas condiciones, ya alcanzará los 7 m de altura. Esta variedad tiene ramizas gruesas y la ventaja de producir casi ningún fruto, que suelen pesar y ensanchar las ramas, provocando en otras una silueta despeinada y poco cuidada. Bien ramificado desde la base, compacto y erguido, 'Garda' luce con orgullo su hermoso follaje aromático, de un verde intenso, sobre ramas invariablemente erectas. Como el de todos los cipreses comunes, su madera es aromática y deja ver una resina, bajo una corteza pardo-grisácea, bastante fina y agrietada, que se desprende en tiras. Su sistema radicular es pivotante, lo que le permite anclarse muy profundamente en el suelo para extraer agua y nutrientes, y resistir al viento, incluso violento.

El Ciprés de Italia Garda es perfecto para enmarcar una entrada, plantado en grupo de tres ejemplares, como se hacía antiguamente en Provenza para dar la bienvenida a los visitantes y señalar a los viajeros perdidos una presencia humana y acogedora. La finura de su columna estructura un jardín de manera notable, ya sea de estilo contemporáneo, italiano o mediterráneo. También puedes utilizarlo aislado, rodeado de follajes grises (Artemisias, lavandas, Perovskia atriplicifolia ‘Blue Spire’) o en un gran seto perenne. Colócalo también delante de una pantalla persistente plantada con madroños, encina, enebro común y sus variedades, de Eleagnus ebbingei y de durillo, por ejemplo.