Ruscus aculeatus - Rusco

El Ruscus aculeatus, también conocido como Fragón o pequeño acebo, es un subarbusto persistente muy conocido por sus propiedades medicinales. Este primo de los Espárragos, ofrece una silueta original muy gráfica, cuyas ramas permanecen de un verde brillante en todas las estaciones. Sus discretas flores primaverales dan paso en otoño a unas bayas escarlatas que persisten en invierno. La complementariedad entre los colores del follaje y de las bayas es particularmente estética.

El Fragón pertenece a la familia de las liliáceas. Es originario de Europa central y meridional. Se encuentra en Francia, incluida Córcega. El crecimiento de este arbusto es lento y su tamaño adulto no superará los 0.75 m de altura por 1 m de ancho.
El Ruscus aculeatus es un pequeño arbusto dioico de porte ramificado, redondeado. Lo que parecen ser hojas coriáceas y brillantes son ovaladas, de 1 a 2 cm de largo, alternas, en realidad son cladodios, tallos aplanados que cumplen la misma función que las hojas, terminados en una espina temible. De abril a septiembre aparecen sobre y bajo estos cladodios sus pequeñas flores verdosas seguidas a partir de septiembre en los pies femeninos de bayas rojas escarlatas, tóxicas, de aproximadamente 1 cm de diámetro, persistiendo todo el invierno.


El Falso Acebo se desarrolla en un suelo más bien calcáreo bien drenado, está naturalmente presente en nuestros bosques meridionales donde prospera a la sombra o en media sombra, lejos de los rayos abrasadores del sol. No requiere ningún cuidado especial. Es un arbusto que encuentra su lugar en todos los jardines para animar un rincón demasiado oscuro, bajo un macizo poco denso de árboles o arbustos para cubrir su base. Su aspecto un tanto salvaje se combinará bien con los lirios y los corazones de María, su follaje verde brillante resaltará los tonos delicados de los fucsias y las aquileas. En invierno, permitirá componer arreglos florales en la casa.

El Ruscus aculeatus se utiliza ampliamente en fitoterapia donde se han demostrado sus propiedades vasoconstrictoras y diuréticas. Ya era utilizado por Discórides, un botánico y médico griego del primer siglo. Ha tenido muchas otras aplicaciones domésticas, enrollado en una bola y utilizado para fregar utensilios de cocina, o como erizo para los deshollinadores, hasta su uso como escoba rústica.